A pesar de que hayan pasado ya 1800 años sigo envidiando a los romanos, porque aun que tuviesen muchas costumbres erróneas y poco civilizadas, habían entendido un pilar muy importante del bienestar social.
Los seres humanos somos sociables y tendemos a establecer relaciones de interdependencia para ayudarnos unos a otros, unos pescan para que otros puedan comer pesado, otros hacen pan para que los demás comamos pan, etc.
Otros que han sabido encontrar su fuente de inspiración crean, y hacen cosas hermosas que nos ayudan a abstraer la mente y a conectar con la arte divina que todos llevamos dentro.
Lo ideal sería que no se comercializases ninguna, que todos pudiésemos acceder de la misma forma a lo imprescindible para vivir y que no se crease un negocio al rededor del talento de unos pocos.
Con los años me he dado cuenta de que hay una ley que no varía: Siempre que hay un exceso es por una falta.
Hay grandes artistas cantando en la calle, pordioseros que con un par de tizas de colores crean obras de arte, y verdaderos talentos de la música tocando sus instrumentos en las calles del centro.
Miles de toneladas de comida se tiran todos los días (y no es necesario ver como lo hacen en las cadenas de comida rápida) y sin en valgo hay millones de personas que pasan hambre.
Por la ley de la oferta y la demanda, unos pocos se hacen ricos con lo que todos los seres humanos necesitamos para vivir, sería más práctico vivir en este aspecto como lo hacían los romanos, al menos ellos se preocupaban de que sus gentes tuvieses lo indispensable, aun que a veces tendieran a los excesos.
viernes, 20 de junio de 2008
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